sábado, 15 de diciembre de 2012

Siete lecciones de Taiwán para América Latina




Desde pequeño recuerdo que en los juguetes o en las piezas que lo conformaban, que me compraban mis padres siempre venia una etiqueta o estaba impreso en algún lado una frase que decía “Made in China” y después de cierto tiempo se veía más seguido ver una que decía “Made in Taiwán”, en ese momento no sabía que significaba. Cuando fui más adulto y supe que esta frase decía donde fue hecho el juguete o pieza, pues pensé, estos países deben ser inmensos y deben tener unas fabricas extraordinarias para que desde el otro lado del mundo envíen cosas como estas hasta nuestro país. Pero hoy en una lectura que nos presentó el profesor de Economía Empresarial, aprendí que Taiwán es un pequeño gigante, pero que un tiempo atrás no era considerado ni siquiera un enano.

Menciona en la lectura que Taiwán es más pequeño que Costa Rica y casi tan poblado como Venezuela. No posee riquezas naturales, y originalmente sus actividades de producción eran agrícolas. En un tiempo fue tiranizada pero hoy en día posee una fuerte democracia.

Ver que un país como este haya llegado a realizar todo esto parece maravilloso e incluso ilusorio. Pero para poder llegar de ese punto a su actual realidad le tomo aproximadamente 4 décadas, en donde el país completo decidió dar un giro de 180 grados para poder que todo mejorara.

Primero que todo se plasmaron y decidieron creer en la premisa que dice que “No hay destinos inmutables”, proponiéndose que aun siendo un país de una tradición, podían cambiar esto y convertirse en algo mucho más grande. No temieron a la teoría de la dependencia y decidieron “ir a nadar con los grandes peces”. Una vez en democracia, se le enseño al pueblo que el desarrollo beneficiaria a todos en el país, logrando un cambio de una economía agrícola a una industrial. Un punto muy importante, y el cual personalmente considero el más difícil de lograr, es que decidieron aceptar la realidad política en donde el estado no es un productor eficiente ya que siempre se inclina en beneficiar a ciertas personas del ambiente político; cosa que llevo a tomar la decisión de que la empresa privada tomara las riendas de este sector de producción y así poder sacar el máximo provecho posible. Taiwán también cambio y acentuó su educación, incorporando a la mujer al sector laboral (cosa que no se daba en este país), y apoyando la planificación familiar voluntaria. Y sobre todo Taiwán prospera gracias a su libertad, ya que mantienen la ideología de que mientras más libre es una sociedad, mas prosperidad será capaz de alcanzar.

En general Taiwán, como país completo, desde el más pequeño agricultor hasta el gobernante de la más alta esfera social, decidió cambiar, proponiéndose todos como unidad una mejora para el país.

La actualidad en nuestro país, Panamá, está mejor que la actualidad de Taiwán hace 4 décadas, pero para lograr un crecimiento, posiblemente de leyenda, como lo hiso Taiwán, aún nos falta mucho. Personalmente opino que hay que llegar a una concientización nacional, para poder comenzar a dar esos pasos de cambio que tomo Taiwán. Temas como la corrupción, el muy conocido juega vivo del panameño, la falta de conocimiento de las inversiones y negocios llevados en el país, y además hasta cierto punto, la poca gana de gran parte de la población de esforzarse en las actividades diarias, lleva a Panamá a un punto de estancamiento. Actualmente se llevan a cabo muchas inversiones en el país, las cuales podrían ayudar, pero dependerá de nuestra facultad de cambio, para mejor, si lograremos aprovecharlas y surgir, tal como lo logro el pequeño gran Taiwán. 


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